No pude hacer otra cosa más que regalármelo, que para eso trabajo, y algo cobro! ¡Es el gorro perfecto! Además de ser de lana, calentito y blanco...¡¡tiene orejas!! tras más de un año buscando un gorro con orejas, que no con orejeras, lo encontré este fantástico puente y no dejé que nadie me lo regalase.
Y así estoy yo, más feliz que una perdiz con mi gorro de orejas, que no son de oso (como tenía en mente que sería) sino de conejillo o de perruno, según se mire. Aunque también puede ser de canguro, oveja o burro. La verdad es que da igual, lo importante es que aun es mejor de lo que pensaba que sería.
Feliz martes-viernes!
1 comentario:
En la tercera foto parece que te estás untando unos nachos en el gorro, e, bichillo? :)
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